
¿Qué es el mundo? ¿Es lo que observamos? ¿Aquellos sonidos que penetran en nuestros oídos, en forma de palabras y de melodías? ¿El viento cuando nos acaricia? ¿El agridulce de unos caramelos semi-amargos? ¿La alegría por lo obtenido? ¿La desazón tras los inminentes tropezones? ¿O todo eso junto?
No parecen ser otras cosas más que nuestros sentidos y nuestras emociones, los que hacen a la percepción del mundo, y a que cada día se vea diferente. Unos dias, gris. Otros, disfrutamos en él más matices que en un arcoiris. Y a veces, es aburrido.
Pero de lo que nadie escapa, es de ese ente abstracto al cual nadie le es indiferente, en su presencia y en su ausencia; y que aquellas personas que no pudieron siquiera avistarlo, no tuvieron la dicha de poseer la capacidad que se lo permitiese; o en su defecto, tuvieron la desgracia de haber podido disfrutarlo, para luego, serles negado: El amor. Ese elemento que otorga la sensibilidad, y que como intermediario entre nuestros sentidos, y la realidad, nos puede hacer contemplar las vivencias, desde la apreciación, o el padecimiento.
Pero a continuación, un gran planteo: Si inferimos en la existencia de elementos como el recién mencionado que escapan de las manos del ser humano respecto de su obtención, (al menos durante ciertas etapas de su existencia) y son tan necesarios para la formación de éste como individuo y su futura contemplación de la realidad ¿El mundo nos hace a nosotros, o nosotros hacemos al mundo?. ¿O en realidad, como seres humanos nos creemos tan omnipotentes de pensar que nosotros hacemos al planeta, y en realidad, es el destino el que realmente nos hace a nosotros y al mundo?
Entre tantas casualidades, me animo a decir que la única "casualidad" que no es casualidad, es que el universo está concebido de una manera en que los seres vivos nos podemos hacer todas estas preguntas, sin poder hallarles nunca una respuesta. O quizás, pudiéndolas encontrar, y habremos, entonces, dado lugar a la llave que permite acceder a ese único verdadero tesoro que existe, y que parece estar enterrado por tiempo indefinido, para el común de los mortales: La verdad sobre el significado de la vida.